Su compañero de cuarto lo interrumpe al llegar
-Bebiendo en la oscuridad de nuevo?
-No estaba oscuro cuando empecé...
Su compañero sabe que esa noche no puede terminar nada bien, pero el tampoco esta en estado de sobriedad, entra a su cuarto, pasa el pestillo y cae cual tronco.
Él ya ha conseguido perdonar al destino por lo que le ha puesto en el camino, aunque, de vez en cuando se despierta sudando, ahogado en dolor, ahogado en sus acciones, en remordimientos que le dicen: -eres un verdadero hijo de puta. Simple y conciso cual espada al lomo de un toro en sus últimos momentos.
Toma su revolver Peacemaker .44, le carga una bala, gira el tambor, amartilla y jala el gatillo. Nada.
Carga otra bala, gira el tambor, amartilla y vuelve a jalar el gatillo. Nada. De nuevo
Carga una tercera, gira el tambor, amartilla y vuelve a jalar. Nada.
Cuarta. Gira, amartilla y jala. Mismo resultado.
Quinta, última. -"Esta debe de ser la bala que me mate"-. Gira, amartilla y jala. Nada ha pasado. Se ha cebado el tiro.... Toma su trago y vuelve a beber. Esta no es la noche en la que le toca morir. Sigue bebiendo.
Unos minutos después, guarda el revolver, toma las llaves de su pick-up y decide ir a su encuentro. Botella en mano. Son las 8 de la mañana, el alcoholímetro ya se ha retirado a esa hora. Tras una hora de camino, llega a destino. Él ha tomado su decisión... Toca la puerta y pone su mejor cara, dispuesto a mejorar las cosas.
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